Este grupo lleva estudiando desde hace más de diez años cómo los insectos digieren ciertas toxinas de las plantas y las almacenan en sus cuerpos. Estas toxinas se llaman 'alcaloides de pirrolizidina' y se encuentran en plantas de todo el mundo.
Estas plantas han sido conocidas en los últimos años por aparecer en cultivos de lechuga o como compuestos que causan la intoxicación del ganado de pastoreo. Ahora, los científicos mostraron que la langosta africana ha desarrollado una enzima específica que le permite almacenar las toxinas de plantas para la autodefensa.
Una enzima prácticamente idéntica se encontró hace unos años en la polilla cinabrio. "El aspecto más interesante de este hallazgo es que la evolución ha desarrollado un mecanismo tan complejo dos veces en dos especies muy diferentes", dice el profesor Dietrich Ober, director del grupo de trabajo en Kiel.
Destacan por colores brillantes y un sabor desagradable.
Las plantas venenosas generan estas toxinas como armas químicas para protegerse de ser comidas por las personas. Cuando los animales consumen esas plantas, las ingieren, ya que para ellos son inofensivas. En el sistema digestivo, las sustancias se convierten en las toxinas como tal.Debido a este mecanismo de autodefensa eficaz, los saltamontes africanos no tienen muchos enemigos naturales. Por esta razón, las plagas se producen con frecuencia, a menudo destruyendo cosechas enteras.